jueves, 22 de febrero de 2018

Amorfoda

No quiero que más nadie me hable de amor. Ya me canse, todos esos trucos ya me los sé, esos dolores los pase.
Que te odio en secreto ante todo lo confieso, si pudiera te pidiera que me devuelvas todos los besos que te di, las palabras y todo el tiempo que te di. Me arrepiento una y mil veces, de haber confiado en ti.
Quisiera que te sientas, como yo me siento.
Quisiera ser como tu, sin sentimientos.
Quisiera sacarte de mis pensamientos.
Quisiera cambiarle el final al cuento.

Las barras y los tragos han sido testigos del dolor que me causaste y todo lo que hiciste conmigo. Un infeliz en el amor, que aún no te supere, que ahora camina solo, sin nadie por todas las aceras. Preguntándole a dios, si en verdad el amor existe. Y porque si yo era tan bueno, toda esta mierda tú me hiciste. Lo más cabron es que tú, ves todo esto como un chiste. Siempre voy a maldecir el día en que naciste.
Los chocolates que te di, y todas las flores, se convierten hoy en día en pesadillas y dolores. Yo ya perdí la Fede que tu mejores, si después de la lluvia sale el arcoíris pero sin colores.





Bad bunny

lunes, 5 de febrero de 2018

Imagino en unos años

 A veces, antes de dormir, cierro los ojos e imagino que te encuentro recorriendo la ciudad dentro de 4 o 5 años, quién sabe si 6.
Aprieto fuerte los párpados y te veo más guapo, más adulto, más experimentado, y menos chulo. Con la misma sonrisa que me robó el corazón a los 24, eso sí. Imagino entonces que me hablas de tu vida, que me dices que has cumplido aquellos sueños que tanto te frustraban y que has conseguido el trabajo de tu vida. El que tanto merecías, de verdad. Yo noto el rubor subiendo por mis mejillas, con el mismo pudor que me provocas cuando te conocí, y te digo que sigo bien, también como siempre. Que he seguido luchando por aquello en lo que creo, que por fin pude alquilar aquel estudio de los balcones repletos de flores, y que ahora entra el sol en todos los rincones de mi vida. Me dices que no tienes pareja, que la tuviste y se acabó hace algún tiempo, por incompatibilidades imposibles de solventar.  Y yo me río por la excusa que le has puesto tu mala cabeza. Imagino que nos quedamos en silencio unos segundos y tú aprovechas para remover el dolor de nuestra historia.  Te cuesta decirlo, como te costó decirlo todo en aquel tiempo; pero al fin esbozas un “perdón, lo siento”. Dices que ahora entiendes que las cosas no se acaban de esa manera, que me debes una conversación. Te digo que las cosas son así porque así tuvieron que ser, que no hay rencor ni reproche, que separados hemos encontrado el triunfo, aunque no hayamos dejado ni un solo día de acordarnos de aquel fracaso que tan felices nos hizo.
Imagino también que en este encuentro me daré cuenta de que te sigo queriendo con toda el alma. Que por mucho que me digan los expertos, el pasado es el mayor sello de entidad de futuro. Imagino que te digo que me voy, y que, por primera vez, te rechazo un beso. Me giraré en ese momento con las lágrimas en los ojos, las mismas que derramo cada vez que aún te imagino, y que sin mirar atrás, te susurraré: “los años, mi niño, que, aunque no han sabido borrar tu rostro, ha logrado hacerme más sensata”.



@Julitaerre

lunes, 8 de enero de 2018

No mirar atrás

No es hora de mirar atrás, perderás los mismos juegos que antes. Ahora pueden parecer más fáciles, más simples agradables. Dulce pasado ese caramelo envenenado que tras masticarlo siempre deja entre los dientes algo... Me cuesta diferenciar cuando luchar o seguir adelante. 
A veces una rendición es la mejor manera de salvarme.
Dulce pecado negar la fe, pasar de largo, ya ha terminado el tiempo de mirar a un lado.

Nunca fue real lo recordado.



@Izalmusic

viernes, 5 de enero de 2018

Ultimatum

Que no entiendo por qué cuando yo he ido y he vuelto cinco veces tú sigues ahí parado pensando qué camino coger. Y en lugar de avanzar, vamos para atrás. Como los cangrejos. No lo entiendo o no quiero entenderlo. Que quizá es eso, que no hay nada que entender. No eres la persona que esperaba que fueses y punto. Y ya está. Que quizá te asigné el papel equivocado en el teatro de mi vida y tenga que recolocar a los personajes, el escenario incluso el tiempo. Porque también quizá sea eso. No era el momento.
Y tal vez cuando alguien decida echarme un sprint para acabar ganando una carrera de fondo. Cuando alguien me adelante por la izquierda o mejor aún, por la derecha. A lo temerario. A lo “Living la vida loca”. Sin miedo. Sin dudas. Sin indecisiones. Será cuando merezca la pena que pise el acelerador. Que con los pies en la Tierra, (eso siempre, por si a caso) suba la Luna y que sin embargo me dé cuenta, que dicha persona está esperándome en Marte. Mesa para dos. Cena de marcianos. De extraterrestres. De seres que deciden quedarse aquí y allá. Desde el principio. Que se lanzan al espacio solos, pero vuelven juntos y de la mano. Que quizá es eso. Que somos raros. Que las personas que buscamos eso, somos seres verdes con antenas y viajamos en naves espaciales. Y sin embargo yo me veo bastante normal. No creo que pida tanto. Y por eso, porque ha resultado ser, o mejor dicho, no ser, mi extraña persona verdadera. Porque ahora sé que valorarse es entender que si te van a querer a ratos, es mejor que no te quieran. Porque fue bonito mientras duró. Mientras soñé contigo. Mientras hicimos el amor y eso que yo que solía pensar que era él quien nos hacía a nosotros… Pero no, ya veo que finalmente no fue así. Por eso, decido poner fin a este descontrol de citas quincenales.


De: Vuelo a ninguna parte

jueves, 4 de enero de 2018

Mírala

Mírala, si detrás de toda esta fachada de dureza hay una chica con sentimientos, a la que le gusta que le acaricien bien la espalda antes de dormir. Pero claro, no te lo va a decir, eso seria dejar demasiado desprotegido el corazón. Mejor cerrar y echar doble llave. Muchas veces se pregunta cómo coño va a intentar conocer a alguien si todavía ni se conoce a si misma.

Es capaz de estar hablando contigo de una cosa y de repente hablar de otra sin sentido: de un cuadro o una canción de mierda. Tiene el don de vacilarte casi sin querer, forma parte de su mente. Y eso te deja loco pero, oye, hay que quererla así.

Pasa mucho de los tacones y de las tonterías simples, que le gusta lo que le haga pensar, lo que desafíe un poco su mente. Esa que se excita cuando le rozan.  Y pese todo lo anterior, aunque te parezca lo contrario, cuando alguien le importa, lo da todo. Absolutamente todo.


Aún sonríe cuando suena a todo volumen. Y quizás mañana habrá algún motivo nuevo para hacerlo más fuerte. No vendría mal.



Algún blog

martes, 2 de enero de 2018

Ni coronas, ni príncipes

No necesitas corona que señale tu trono, de hecho no necesitas un trono. Ni príncipes, ni perdices, ni tampoco tienes porque irte a casa a las doce perdiendo un zapato. No debes temer al lobo y puedes morder la manzana las veces que te dé la gana, que para eso está. Puedes o no llevar tacones, vestido, que sea más largo o más corto. Trasnochar y dormirte sin la necesidad de que un beso te despierte. La felicidad nunca dependió de eso: los cuentos han cambiado, princesa.


Mery turiel

Día después

Y estás ahí a punto de darle a enviar. Esperando una respuesta que no sabes si llegará. Quizá estás soltando todas tus vísceras para alguien que no tiene corazón. En todo caso ya has decidido que si, que lo de borrar ya no lo contemplas. Que la noche siempre dice medias verdades y tú siempre fuiste la empalagosa mentira entera.






lunes, 1 de enero de 2018

Año nuevo,vida nueva

Feliz año nuevo, esa sería una forma bonita de empezar el blog, pero no me siento así.
Hace años que no recurro a esto, quizás transmitía todo lo que sentía de otra forma, o en otros lugares. Pero vuelvo a estar aquí, para escribir todo lo que siento, para escribir todo lo que leo que me hace sentir, estoy aquí para intentar superarlo todo.
No era el indicado… Pero era mi favorito….
Quizás el truco sea entregarse como si nunca fuera doler. A la vida, al amor, al sexo, a la poesía, y entregárte a ti mismo. Como si fueran a prohibirlo todo mañana.

Incluso en estos tiempos de aprender a vivir sin esperarte, todos los días  tengo recaídas. Te necesito, no creo poder seguir sin ti. Dicen que primero duele, después te da rabia y termina dándote risa, que así se cierran las etapas. Ojalá en un mes pueda decir eso, espero que te vaya bien, espero que sepas que me has hecho daño.