Cuando ya no queda nada y todo lo demás da igual, estás tú.
Cuando las noches de invierno me envuelven con su frío y me hacen tiritar, estás tú.
Cuando el mundo gira del revés y necesito que alguien le de la vuelta para que todo tenga algo de sentido, estás tú.
Cuando lo único que me apetece es escuchar el silencio, estás tú.
Cuando necesito un abrazo o que me hagan reír, estás tú.
Siempre, siempre, estás tú.
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